(En la imagen superior reunión de El grupo pánico. De izquierda a derecha: Alejandro Jodorowsky, Jacques Sternberg, Fedorov, Fernando Arrabal, Roland Topor, Luce Moreau (esposa de Arrabal) y Toyen.)
El movimiento pánico lo fundaron Fernando Arrabal, Alejandro Jodorowsky y Roland Topor en París en 1963. Para mi sorpresa en algunos artículos he leído como fecha fundacional la de 1962, si bien, el movimiento pánico comenzó a gestarse tras la escapada del grupo surrealista de Arrabal y Topor, cansados de la rigidez impuesta por André Breton.
Así declararon que Pánico sería todo aquel artista que se denominara como tal. Algo semejante a la determinación del movimiento Postista de 1945 en España, que también optó por una línea semejante de afiliación creativa. Pero el movimiento Pánico, a diferencia del Postismo, se hermanaba también con la ciencia, la alquimia, las matemáticas, el psiquicodrama, etc. Y, al igual que el postimo, tomaba el humor como un referente necesario e imprescindible.
Pero la presentación en público del movimiento o grupo Pánico la protagoniza Fernando Arrabal en 1963 durante una conferencia en Australia sobre “el hombre Pánico”.
En España el Pánico se propagó gracias a la publicación de textos pánicos y del ensayo de Arrabal El hombre pánico en la revista Papeles de Son Armadans, dirigida desde Mallorca por Camilo José Cela. Antonio Fernández Molina, por entonces secretario de redacción de la citada publicación, hizo de vocero del movimiento en España y él mismo realizó algunos poemas, así como collages, en colaboración con otros artistas españoles, que se enmarcaron dentro del movimiento Pánico.
El lector encontrará abundante material sobre el tema tratado en el libro de Fernando Arrabal: El pánico, que agrupa textos, imágenes y revelaciones de lo que fue el movimiento hasta la fecha de aparición del libro. Este volumen, capital para comprender el movimiento, se publicó por primera vez en el año 1973, en París, con el título Le Panique. La editorial Libros del Innombrable, en el año 2008 , reeditó este texto imprescindible junto al Manifiesto para el tercer milenio de Fernando Arrabal, escrito en el año 2000, que sitúa la perspectiva del Pánico en el presente.
El nombre rememora al dios Pan de la mitología clásica, un dios que inspira temor y pavor, con habilidades musicales, perseguidor de ninfas… Aunque se le conocen diversas genealogías en una de ellas se le identfica como hijo de Hermes y de una pastora, en otra como hijo de Hermes y una ninfa…
El movimiento Pánico generó abundantes textos críticos (como El hombre pánico de Fernando Arrabal), acciones teatrales (véase obras teatrales y happenings de Jodorowsy y Arrabal), pintura (Olivier O. Olivier, Fernando S. M. Félez, el propio Topor…), ópera (ópera Pánica de Jodorowsky estrenada en 1993, o Faust-bal, ópera con música de L. Balada estrenada en el Teatro Real de Madrid en el año 2009…), poesía (La piedra de la locura de Fernando Arrabal, Cinco sonetos pánicos de Antonio Fernández Molina…), un diccionario (Diccionario Pánico de Fernando Arrabal) cine (véase la abundante cinematografía de Jodorowsky -como Fando y Lis, adaptación de la obra teatral de Arrabal del mismo título, 1967, El topo,1970-; Arrabal -Iré como un caballo loco, 1973. ¡Viva la muerte!, 1971 y Topor -del que hablaremos a continuación-).
Por fortuna, en España se han publicado los largometrajes de Jodorowsky y Arrabal con abundante material extra, entrevistas y, por fortuna, con buena acogida de público “pánico”. Y de los interesados por la cultura menos oficial…
“Arrabal es mejor que Fellini, que Ingmar Bergman… es al cine lo que Rimbaud a la poesía”, escribió P. Bruckberger en Le Monde.
En España todavía tenemos pendientes varias deudas con Roland Topor. Si bien hemos asistido a reediciones en castellano de algunos de sus libros como Cocina Caníbal y la novela El quimérico inquilino, sus cortometrajes permanecen sin editar. Roland Topor, escritor, pintor, autor dramático y también cineasta desarrolló una interesante carrera cinematográfica tanto en calidad de actor, como en Nosferatu: Phantom der Nacht de Werner Herzog (1979), o como artífice total, director de arte, de artistas y guionista como en la peculiar y excelente recreación del mundo del Marqués de Sade, del film Marquis (1988). Por su parte Roman Polanski realizó una destacada adaptación cinematográfica de la novela de Topor El quimérico inquilino (¿tal vez una novela pánica?) en 1976.
En el año 1973, el mismo año del estreno del film La Montaña Sagrada de Jodorowsky, Topor recibió el premio especial del jurado del Festival de Cannes por su obra de animación El Planeta Salvaje. Este largometraje se puede encontrar en el mercado español, no así sus cortometrajes que considero sería interesante editar para completar el tríptico pánico cinematográfico: Topor, Arrabal y Jodorowsky.
También permanece pendiente de publicación en nuestro país la novela que escribió Fernando Arrabal en homenaje a su amigo Topor tras su muerte : Champagne pour tous! (publicada en el año 2002 en París). Al respecto Arrabal declaró, en el mismo año de la publicación de la novela, en una entrevista en ABC:
ABC: -¿Qué significación tuvo la creación del grupo Pánico (respeto irrespetuoso al dios Pan)?
Arrabal: -El grupo salió del surrealista. Acaba de salir un libro mío en París, llamado «Champán para todos», que resume lo que fue aquello. Era la fiesta de la lectura, de la escritura y de la ciencia. Ese «Champán para todos» celebra el pánico. La lectura del libro se traduce en las empresas más locas, bárbaras y maravillosas. Así lo demuestra el que el sábado pasado escribiera en la Tercera de ABC un artículo titulado «Las estrepitosas risas de Lenin». No se puede imaginar a Lenin, creador del marxismo leninismo y del comunismo activo, si no hubiera escrito los primeros manifiestos de la modernidad, los primeros manifiestos dadaístas. Lenin está dudando entre ser dadaísta-leninista o marxista-leninista. La modernidad abre las puertas a la santidad, aunque está desprestigiada para muchos o es una broma para otros. La Literatura también abre las puertas de la santidad, sin ser una cosa frívola. En mi vida lo más importante es hacer el bien y hacer la fiesta. Nosotros hemos luchado mucho. En mi caso, vi incluso que Fidel Castro cerró el paso a la posibilidad de que yo recibiera el Cervantes. Que un jefe de estado se moleste en ponerme el veto en un premio literario es increíble. Yo podría decirle, como lo he hecho, que no se preocupe: yo le regalo a usted ése y todos los premios.
Los propios creadores del movimiento en ocasiones han desmentido la relación directa de algunas de sus obras con el movimiento Pánico, por otro lado, los críticos han entablado su propia medida sobre lo que es o no Pánico dentro de la obra de cada autor. En todo caso, a nuestro juicio, el movimiento flota en el espíritu de muchas de las actividades y obras de los tres autores fundacionales, no sólo a partir de 1963 sino incluso con anterioridad, no sólo durante los años de mayor efervescencia del movimiento, sino también mucho más tarde, cuando se perciben en cada uno de ellos otras influencias personales y dispares . Por otra parte, el calificativo de “Pánico” para obras de arte, literatura e incluso composicionies musicales lo reivindican diversos artísticas de generaciones recientes.
Entre los que han saltado hacia el moviento Pánico recientemente destaca Joan Frank Charansonnet que bautizó a sus creaciones filmicas como parte del movimiento post-pánico. En el año 2009 durante el rodaje de Ushima-Next, dirigida por el propio Joan Frank y Jesús Manuel Montané y en la que intervino el propio Arrabal como actor, se consolidó esta definición en un primer proyecto. En la actualidad el creador del post-pánico, que reconoce la influencia y el deseo de continuidad e inspiración del movimento Pánico, ya ha comensazado a rodar el segundo largometraje.
Tal vez si se publicaran los cortometrajes de Topor trajeran el Pánico a las nuevas generaciones artífices de un género, como el de la animación, tan en alza.
Fonte: http://raulherrero.blogs.generacion.net/roland-topor-y-el-movimiento-panico-de-cine